Ayer aprendimos de lo que hace la esperanza del verdadero cristiano y lo que es. Hoy estamos estudiando lo que "Hace la Esperanza " en nuestra vida.
1. Ayuda a vencer las dificultades
En Hebreos 11.17–19 el escritor nos dice que Abraham tenía tal confianza en
Dios que tuvo fe en el poder de Dios de levantar a Isaac de entre los muertos.
Su fe y esperanza no menguaron cuando la situación parecía ser imposible.
¿Qué
fue lo que animó a Pablo a seguir ante las circunstancias difíciles? La
esperanza. ¿Por qué él pudo dirigirse hacia la misma muerte con confianza y
gozo? Porque tenía esperanza. En medio de las pruebas él pudo decir: “Tengo por
cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria
venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8.18). Cuando Pablo
estuvo a punto de morir exclamó: “Por lo demás, me está guardada la corona” (2
Timoteo 4.8).
¿Qué
inspira al agricultor a soportar las dificultades de la siembra? ¡La esperanza
de una buena cosecha! ¿Qué impulsa al soldado de la cruz a sufrir penalidades y
pelear la buena batalla de la fe? ¡La esperanza de un galardón! La esperanza
nos impulsa a seguir firmes, fieles y animados a perseverar hasta el fin.
La
esperanza ayuda mucho al hijo de Dios mientras se encara con las tempestades de
la vida. Con razón el escritor del libro de Hebreos la llamó el “ancla del
alma” (Hebreos 6.19).
2. Nos
impulsa a evangelizar
“Así
que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza” (2 Corintios 3.12). “No
me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación” (Romanos
1.16). Una esperanza fuerte en Dios anima el corazón, libera la lengua para que
hablemos con confianza las maravillas de Dios y nos ayuda a rendir fiel
servicio a nuestro Padre celestial.
3.
Promulga la unidad entre
los fieles
El que
viaja a cierto lugar disfruta el compañerismo de los demás viajeros que van con
él al mismo lugar. De la misma manera, los viajeros que van a la Nueva
Jerusalén disfrutan compañerismo y unidad con los demás que se dirijan al mismo
lugar porque los anima una misma esperanza. “Un cuerpo, y un Espíritu, como
fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación” (Efesios
4.4).
4.
Trae gozo y alegría
¿Cuál
fue el testimonio del apóstol Pablo? “Pues tengo por cierto que las aflicciones
del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros
ha de manifestarse” (Romanos 8.18). Cristo dijo a sus discípulos: “Gozaos y
alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos” (Mateo 5.12). Sólo
esta esperanza viva puede darnos el verdadero gozo y alegría. “Regocijaos en el
Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4.4).
5.
Produce paciencia
“Pero
si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos” (Romanos 8.25). ¿Se
ha fijado usted que cuando la gente se pone impaciente mengua la esperanza? La
esperanza y la paciencia son inseparables. Mientras más esperanza tengamos, más
pacientes somos.
6.
Nos estimula a llevar una
vida pura y noble
La
esperanza del cristiano se basa en la pureza, la hermosura, la esplendidez y la
gloria de la vida venidera. Por tanto, la misma nos ayuda a seguir las cosas
nobles y puras: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo, así como él es puro” (1 Juan 3.3). Pedro, después de relatar las cosas
que ciertamente acontecerán en el futuro, dice: “Por lo cual, oh amados,
estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él
sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3.14).
La
esperanza que tenemos nos ayuda a mantener nuestra mirada puesta en el cielo.
Estamos a la expectativa de que algún día nuestra esperanza llegue a ser una
gloriosa realidad.
“Y el
mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5.23).
Le insto a continuar creciendo en la gracia y en la esperanza que todos los cristianos llenos de fe tenemos en Dios.
Su amiga y hermana en la Fe de Cristo Jesús.
Fraternalmente,
Hellen G. Peralta