EL MATRIMONIO I PARTE



Sin duda, el matrimonio tiene dificultades, aun entre los líderes cristianos. Usted ya conoce las noticias y el número considerable de víctimas. Pocos de nosotros somos inmunes al conflicto conyugal.

Pienso en la historia inventada de la joven pareja que fue a ver al pastor que los casó. Estaban a punto de divorciarse. El ministro recordó al esposo: “Pero usted la tomó para bien o para mal”.
“Sí”, respondió, “pero ella es peor que el mal para el que la tomé”.

Hace varios años Ann Landers recibió una carta de una perturbada esposa que se quejaba de que su esposo, con quien se había casado hacía cinco años, gastaba continuamente en sí mismo y descuidaba las cuentas de la casa. La situación se hizo tan extrema que ella sufría de hipertensión arterial y de dolores de cabeza toda la semana y Ann respondió: “Olvídese de cambiarlo a él. No hay manera. Ahora que tiene una opinión de su médico, le sugiero que pida una opinión a su abogado. Puedo decirle esto: ningún hombre es digno de dolores de cabeza toda la semana y de la hipertensión arterial.”
¿Está de acuerdo con Ann? ¿Piensa que el apóstol Pedro estaría de acuerdo con Ann?
Las esposas a quienes Pedro se dirige en 1 Pedro 3:1–6 estaban, en su mayor parte, probablemente casadas con hombres no cristianos. Usted observará que dedica seis versículos a ellas y sólo un versículo a los esposos. ¿La razón? La vida de las mujeres era mucho más difícil socialmente que la de los hombres. Muchas de esas mujeres estaban en situaciones desagradables. Me pregunto si Pedro recibió alguna vez una carta como ésta:

Estimado apóstol Pedro:
Me hice cristiana hace dos años. A mi esposo no le gusta lo que me ha ocurrido. Alguna que otra vez, me maldice a mí y maldice a Cristo. Se ríe de mi fe cristiana y de mí. Mi  vida  es un infierno con su enojo imprevisible. A veces me da el tratamiento del silencio y no me habla por varios días. He tratado de darle testimonio, pero no me escucha.Ni parece que le interesa.
En nuestro grupo de oración en la iglesia, he conocido a un hombre cristiano maravilloso y soltero que pudiera darnos a mis hijos y a mí un buen hogar cristiano. Mi esposo no quiere divorciarse de mí, y sé que me ha sido fiel, pero estoy cansada de que me trate de esa manera. Además, no somos compatibles. Quiero terminar con esto. ¿Qué piensa usted? ¿Y oficiaría en mi boda para volver a casarme con este maravilloso hombre cristiano si me divorciara de mi esposo?
Firmado,
Cansada de ser maltratada.!!

Mañana estudiaremos las características de una esposa triunfadora. Aprendamos juntos!!!

Su amiga y hermana en la fe de Cristo Jesús,

Hellen Peralta